El expresidente Donald Trump no es ajeno a las representaciones controvertidas, pero la presentación de una versión de él desnudo en forma de marioneta de 13 metros de altura en Las Vegas ciertamente ha tocado una fibra sensible. La creación de espuma y varillas de refuerzo, parte del “Crooked and Obscene Tour”, es una declaración artística audaz, pero la reacción de Trump ante la imponente figura ha sido todo menos silenciosa.
Al enterarse del estreno de la estatua, Trump habría comentado: “Este es un intento repugnante y patético de atacarme. Es solo otro esfuerzo desesperado de la multitud de noticias falsas para seguir siendo relevante usando mi nombre. Es triste, realmente”.
Trump, conocido por sus respuestas rápidas, no se detuvo allí. “¿13 metros? Por favor. Lo único que la gente quiere ver más grande que eso es mi éxito como el mejor presidente que este país haya tenido jamás. Esta ridícula estatua es igual que todas las demás obras de arte fallidas: es falsa, ¡igual que sus encuestas!”.
Y añadió con su característica bravuconería: “Esos supuestos ‘artistas’ deberían dedicar menos tiempo a hacer estatuas feas y más tiempo a aprender a respetar a un verdadero líder que llevó a este país a nuevas alturas. ¡Qué triste!”.
Los partidarios de Trump también lo han apoyado, desestimando la estatua como un truco publicitario destinado a empañar su legado, mientras que el mundo del arte sigue hablando de la intención de la gira de desafiar la influencia política y la transparencia.
Con paradas previstas en todo Estados Unidos, Trump puede tener más que decir a medida que la estatua gana atención, pero por ahora, su mensaje es claro: “He sido objeto de ataques antes, y siempre he salido victorioso. Esta vez no es diferente”.